La Unidad de Investigación Social de LA PRENSA GRÁFICA, LPG Datos, en su más reciente medición de la gestión presidencial de Antonio Saca, resaltaba en letras grandes el resultado de esta: Aprobado por el 55% de la población salvadoreña con un 6.00.
No soy ningún experto en estadísticas, ni voy a dudar de la capacidad técnica de la investigación, pero a mí el dato me parece más que halagador, preocupante. No porque el presidente salga “aprobado”, sino por el énfasis en decir que ha pasado un año más en limpio por la evaluación popular.
En mis tiempos de escuela, y de colegio, recuerdo que las calificaciones mínimas para pasar eran de 5 en la institución pública y de 6 en la privada. Y creo que eso no ha cambiado en nada todavía. Por lo tanto, pasar con 6 un examen, significa pasar raspado, chollado, a puras penas, casi casi, etc. Y tener un 5 significa aplazar. Pero en una institución pública, tener un 5 es pasar raspado, con lo mínimo también, pero al fin, pasar.
¿Qué decimos de un estudiante que obtiene justo lo mínimo para pasar? Que es mediocre, que no se esfuerza, que es tonto (en el peor de los casos). Entonces, desde esa óptica, festejar que el 55% de la población diga que el señor presidente tiene o ha sacado un 6.00 en su examen anual, para mí, deja mucho que desear. Un 6 no es sinónimo que la cosa está bien, sino que se pasa a puras penas. Los que tiene hijos ¿están contentos cuando sus hijos sacan un 6? No creo.
Por otra parte, ante una pregunta que la investigación hace a la población, preguntando sobre si el funcionario cumple con sus promesas, el resultado es el siguiente: 35 % dice que no cumple, 31 % que cumple de manera parcial, ambas notan darían un 66 %. Pero también hay aquellos que dicen que el presidente sí cumple, estos son un 31 %. Mucho menos que ese 66% que desaprueba o que no dice que está cumpliendo.
Entonces, pregunto: ¿Es en realidad ese 6.00 una nota justa para Saca , no será menos? ¿Hay que festejar esa nota y decir Saca está APROBADO?
Yo no lo veo así, no le daría ni 5, y ustedes ¿cuánto le dan?
No soy ningún experto en estadísticas, ni voy a dudar de la capacidad técnica de la investigación, pero a mí el dato me parece más que halagador, preocupante. No porque el presidente salga “aprobado”, sino por el énfasis en decir que ha pasado un año más en limpio por la evaluación popular.
En mis tiempos de escuela, y de colegio, recuerdo que las calificaciones mínimas para pasar eran de 5 en la institución pública y de 6 en la privada. Y creo que eso no ha cambiado en nada todavía. Por lo tanto, pasar con 6 un examen, significa pasar raspado, chollado, a puras penas, casi casi, etc. Y tener un 5 significa aplazar. Pero en una institución pública, tener un 5 es pasar raspado, con lo mínimo también, pero al fin, pasar.
¿Qué decimos de un estudiante que obtiene justo lo mínimo para pasar? Que es mediocre, que no se esfuerza, que es tonto (en el peor de los casos). Entonces, desde esa óptica, festejar que el 55% de la población diga que el señor presidente tiene o ha sacado un 6.00 en su examen anual, para mí, deja mucho que desear. Un 6 no es sinónimo que la cosa está bien, sino que se pasa a puras penas. Los que tiene hijos ¿están contentos cuando sus hijos sacan un 6? No creo.
Por otra parte, ante una pregunta que la investigación hace a la población, preguntando sobre si el funcionario cumple con sus promesas, el resultado es el siguiente: 35 % dice que no cumple, 31 % que cumple de manera parcial, ambas notan darían un 66 %. Pero también hay aquellos que dicen que el presidente sí cumple, estos son un 31 %. Mucho menos que ese 66% que desaprueba o que no dice que está cumpliendo.
Entonces, pregunto: ¿Es en realidad ese 6.00 una nota justa para Saca , no será menos? ¿Hay que festejar esa nota y decir Saca está APROBADO?
Yo no lo veo así, no le daría ni 5, y ustedes ¿cuánto le dan?
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