La alegría nos duró dos días. Dos partidos, dos pérdidas y solo queda un juego, el de mañana, de puro trámite, que servirá para dejar una grata impresión, nada más. Porque hoy era el día en que se podía hacer historia; pero la historia misma, la campeona de Europa nos regresó a la tierra y echó arena sobre los sueños de los pirrayeros y los nuestros. Perdimos nuestro segundo juego con un inapelable 7-3, resultado que, para mí, no dejó dudas sobre el verdadero lugar que tenemos frente a una potencia en este juego.Mañana solo queda presentarnos, jugar dignamente, frente al último clasificado, la que es la sorpresa del grupo, Japón, de la que nuestro técnico no sabía nada, por ser el último invitado, pero que ahora ya sabe quién es: la mejor del grupo.
Será, posiblemente, hasta el otro año, en que nuestros pescadores, tal vez, logren otra clasificación, pero que de poco nos sabrá si ya no se da el otro paso, ganar en un mundial de esta especialidad y pasar a la otra fase. Ni modo, no nos queda más que darles las gracias por su esfuerzo, por poner el nombre de El Salvador en el tinglado futbolístico de esta especialidad y a esperar otro año más. Gracias muchachos.
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