Adiós a la maldición

Al fin. Después de siete años, el Alianza consiguió su décima corona, su noveno campeonato nacional, sumado al torneo de Copa que ya tenía. A lo largo del torneo, Alianza no mostró un gran juego, fue irregular igual que la mayoría de equipos, pero quizás fue el equipo más constante del campeonato. Un equipo que ya traía una buena base del torneo anterior que perdió contra Metapán. Aunque la final no fue un gran espectáculo, casi nunca en nuestro fútbol lo son, tampoco fue aburrida al extremo pues estuvo condimentada con polémicas, pero que, a mi parecer, no afectaron el resultado del encuentro. Es de muy mal perdedores achacar la pérdida del partido al árbitro, como están haciendo los aficionados, jugadores y técnicos del FAS, cuando el error en ambos goles lo cometió Mardoqueo. Hay que aprender a perder, así como a ganar. Felicidades al Alianza, un justo campeón, que esta vez encontró en Rodolfo Zelaya, el goleador del campeonato, su máxima estrella de la final, al anotar los dos goles que le dieron el título a los albos.

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