El sábado se coronó campeón México en la Copa Oro, un triunfo claro, pero en una copa que quedó empañada por el Clembuterol. Ese mismo día, España ganaba otro título mundial en fútbol, con su selección Sub 21. El domingo, en nuestro país, se definió al campeón de Ascenso: Juventud Independiente. Ya está el reemplazo de Balboa en la Liga Mayor de Fútbol. Pero lo que a mí me dejó pasmado, no porque le vaya al equipo, sino porque fui testigo de la historia misma, futbolísticamente hablando, fue que River Plate descendió a la B en su país. Después de más de 100 años de historia, de títulos, de grandes jugadores, el club millonario de Argentina descendió. Entre otros, gracias a la nefasta dirección en sus últimos años. Tuvo la oportunidad de salvarse, pero no pudo. Quizás ya le tocaba, como decimos popularmente por estos lados. No dejó de darme un sentimiento terrible ver a esos aficionado llorando en las gradas, las lágrimas de los jugadores no me las creo, luego que no pudieron salvar a su equipo durante un torneo, que lloren en el último partido es, para mí, ilógico. Lástima los demadres al final del partido, que no terminó, cuando los fanáticos empezaron a tirar de todo al terreno de juego y armaron su buen quilombo, como dicen por allá, dejando aquello como tierra de nadie. No se vale. Si bien duele, es deporte, y no se debe mezclar con el vandalismo. Ojalá River vuelva pronto a la primera, para alegría de sus aficionados, los buenos, y para los contrarios también, ya que no habrá Clásico esta próxima temporada. Díganme si no los Xeneizes van a extrañar a las gallinas.(Foto: www.que.es)
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