Septiembre futbolero y mágico

A mis 35 marzos, yo que soy un loco fútbol, nunca había visto a tantos salvadoreños orgullosos de una selección nacional de fútbol. Tengo vagos recuerdos de cuando fuimos a España 82, aunque el día de la goleada histórica, mágicamente, se me ha borrado de la mente por completo, pero me acuerdo perfectamente de la emoción pre mundial y el trauma post mundial. Además, recuerdo muy bien a Naranjito, la mascota de ese mundial. Ya de manera más contemporánea, recuerdo la debacle ante Costa Rica para el mundial del 90, cuando perdimos 2-4 en casa y nos suspendieron la cancha. Estuve presente en el partido de El Salvador contra México del 4 de abril de 1993, cuando les ganamos 2-1 en el estadio Cuscatlán con goles del Papo Castro Borja y William Renderos Iraheta. Fue el éxtasis. Grité como loco los goles de Elías Montes y Días Arce en el “Cusca” a Costa Rica para el mundial de Francia 98. Recientemente, pude gritar a pulmón abierto el gol de rebote de Anaya ante Panamá y que nos mandó a la hexagonal rumbo a Sudáfrica 2010, casi once años después de nuestra última participación; ya en esta nueva eliminatoria, grité goles de Cheyo, Zelaya, Osael, entre otros, y salté como loco en el gol de Rudis Corrales frente a Costa Rica y que todavía nos daba esperanzas para clasificar a Sudáfrica 2010. Al final, otra vez con la cola entre las patas, fulminado por la tristeza, a esperar la nueva eliminatoria de nuestra selecta. Para ver si esta vez sí vamos a otro mundial. Eso entre algunos pasajes futboleros que me emociona mucho de nuestra historia futbolera. Pero yo nunca, bien dicen que éstos siempre se llegan, había derramado lágrimas por un gol, menos por una participación de nuestro equipo nacional en una competición. Pero esto solo me pudo pasar con la actuación de la Selección de Playa de El Salvador y no solamente a mí, sino a mis conocidos, no conocidos, amantes y no amantes del fútbol, a los que se nos elevó el orgullo patrio en este mes gracias a la “playera”- sus épicas actuaciones, ganando a Omán su primer juego mundialista y eliminando a Argentina y al local Italia de “su” mundial, juego que todo el país contó regresivamente los últimos segundos del encuentro que nos daba el pase a semifinales - y su cuarto lugar en el mundial de especialidad. Para colmo, hoy me desayuné con que la FIFA dio a “Frank” Velázquez el gol más votado del mundial de Rávena. Así, él y Agustín Ruiz, Eliodoro Portillo, Roberto Membreño, y los demás, son nombres que jamás olvidaremos. Nos han dado satisfacciones futboleras a morir en este mes y, sobre todo, nos regalaron una gran lección de humildad. De saber que con poco se puede lograr mucho y que las excusas solo las dan los perdedores. Gracias Selección de Playa. Ya escribieron sus nombres en la historia de este país.

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