Mis diciembres

Este mes siempre me ha gustado mucho. A principio de cada diciembre, la ciudad de donde soy originario, y donde pasé mi infancia, celebra sus fiestas patronales, y desde pequeño las he disfrutado. Qué más alegre que ver, al menos por unos días, a tu ciudad gozando de lo lindo, divirtiéndose y dejando los problemas a un lado.

Pero si bien este mes me alegra, también me trae sensaciones agrias. En 1981, aunque apenas tenía poco años de edad, tengo muy presente ese primer día del mes cuando tuvimos una mala noticia. Mi hermano mayor, por parte de papá, murió víctima de una ataque de la incipiente guerrilla de aquellos años. Fue la primera vez, y única, que vi a mi papá dejar caer unas lágrimas de su rostro. Ese cuadro se me quedó muy grabado, hasta me parece que fue ayer que veí a ese hombre quebrarse por un instante. Años adelante, y aunque no se compara con una pérdida humana, y ya mucho más mayorcito, tuve la pérdida de mi perrita. Yo que quiero mucho a estos animales pasé un día destrozado por su muerte, pero un día después de este terrible suceso tuve la bendición de que naciera mi hija Astrid. Fue una gran alegría, que si bien dejó atrás el sentimiento de tristeza por mi mascota, no deja de ser un recuerdo triste.

Siguiendo con mis recuerdos decembrinos, este mucho más fresco, hace justo un año recibí una llamada que no esperaba recibir, aunque ya me la temía. Mi otro hermano había fallecido en la madrugada, fue el culmen a su vida ligada al alcohol. Un sentimiento extraño me invadió, perder a mi otro hermano, también por parte de papá, con quien me sentía muy identificado y a quien en sus últimos años traté de ayudar para que viviera mejor, pero que se dejó vencer por el vicio. Su muerte me dejó "shockeado". No había perdido a un ser tan cercano, desde la muerte de mi padre, que me hubiera afectado tanto. Todavía me duele.

Ya viendo el lado más lindo de mis diciembres, esta semana, el día 12 para ser más exactos, Astrid cumplió 14 años. Compartimos un desayuno junto a sus amiguitas y se lo pasó bien en la reunión, tuvo varios regalitos. Todo el día estuvo feliz, lo pudimos comprobar junto con la mami, y eso para nosotros es suficiente para sentirme dichosos. Soy feliz viendo a mi hija y mi hijo siendo felices. Mis diciembres siempre traen algo. Ojalá sean solo alegría de ahora en adelante. Espero y lo pido a la vida y a Dios.

Comentarios