Águila vs Alianza, la final soñada para Lisandro y los albos


Fueron 32 años los que tuvieron que pasar para que el fútbol salvadoreño pudiera ver de nuevo una final entre el equipo mimado de la capital y el más popular del país, Alianza y Águila.

Desde 1987, elefantes y águilas no habían coincidido en el partido culmen del campeonato. La diosa fortuna nos había privado de ese plato fuerte y lo había reservado para un par de semifinales, últimamente. Pero, este 26 de mayo el partido final será el premio a los equipos más regulares del Clausura 2019: Águila y Alianza.

Esta final, desde hace un par de torneos cuando todavía era hipotética, muchos periodistas, de esos que hacen cachiporrismo blanco, y, sobre todo, muchos aficionados albos la han llamado la «final soñada». Y en efecto lo es, pero para Lisandro Pohl, el directivo albo, de corazón naranja… Final soñada porque llegan los dos equipos de Fito Salume, el empresario, el hombre, hoy por hoy, fuerte del fútbol nacional. El que patrocina la Liga Pepsi. Final soñada para los dos que cambiaron la emisora que transmitiera sus juegos, y que este próximo domingo solamente se escuchará por la que no es «poderosa» en estos menesteres futbolísticos.

Esta vez, ahí dónde hay deporte, no estará «Gol de KL». También soñada porque con la llegada de estos dos equipos, Lisandro va a poder «chantajear» a EDESSA, la dueña del estadio Cuscatlán, para poner sus condiciones y poder programar el juego en ese tradicional recinto para estos juegos. Se escuchó la posibilidad de programar este juego el sábado, e incluso domingo, en el «Mágico» González. De momento, Lisandro tiene el sartén por el mango. Soñada, además, porque Lisandro ya está haciendo números y, ¿apostamos?, la entrada a Sol General puede andar en no menos de USD 10.

Aunque me atrevo a decir que será más. Soñada porque la afición lo va a pagar. Sin rezongar *inserte emoji de carita con signos de dólar*. Soñada, también, porque llega Águila, independientemente del equipo que sea, cualquier rival quiere a los naranja y negro en la final. Porque asegura un lleno total. Sino recuerden el juego contra Dragón, un equipo sin afición que se llevó el premio mayor en un estadio pintado de anaranjado. Sí, Metapán, Santa Tecla, Firpo, FAS y, sobre todo, Alianza ven en el equipo naranja la final soñada. Es así.

Cualquier final donde esté Águila la será para el rival. Ya lo dijo el ahora referente albo en la defensa, Henry Romero, cuando jugaba para los de San Miguel: «Contra Alianza, Águila se juega un partido más. Para Alianza, jugar contra Águila es como una final». Como aficionados, una vez más asistiremos al Cuscatlán a apoyar a los nuestros. Esta vez, con el temor de que un mal aficionado albo, de mente retrógrada, sea un mal perdedor o ganador, aterrice una piedra sobre cualquier cabeza aguilucha. Y no me tilden de exagerado. Porque no es así. El mismo presidente albo ha dicho lo especial que es el aficionado albo.

Si entre ellos se agarran a pilatazos, ¿qué debe esperar la otra afición? En la final soñada de Lisandro, yo quiero que él y los involucrados garanticen la seguridad del aficionado, que desarrollen todo un plan de seguridad, para que no haya desorden alguno, antes, durante y después del juego. Para que lo que se viva el domingo sea un día de fútbol y fiesta. No de desórdenes. Para que de soñada, no pase a pesadilla.

P. D. Sin piedra que esté de por medio, espero el otro lunes volver a escribir. Un abrazo fuerte de gol.

(Publicada en VoxBox Magazine)

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