Al fin: La 16 está en el nido



Hoy ganamos. Así de claro lo teníamos. Todos los amigos con los que estuve en el estadio tenían esa fe, en serio que nunca hablamos de la posibilidad de perder. Creo que este domingo, solo porque no nos lo propusimos, no movimos una montaña. Así de grande era nuestra fe. Pero costó y sufrimos hasta lo último, pero se logró. La tan ansiada 16 ya está en nuestras garras y dejó de ser un mito su consecución. Águila pasó 7 años en sequía y, en ese lapso, dos derrotas en finales que dolieron, una por penales ante Metapán y la otra ante Dragón, el odiado rival de la ciudad, y quizás la que más dolió, porque muchos ya nos veíamos campeones sin siquiera haber jugado. El favoritismo es malo. Esa vez lo comprobamos.

Por eso ayer, entre risas y cervezas, chistes y cervezas, recuerdos y cervezas y carne asada y, por supuesto, más cervezas, lo teníamos claro. Alianza era el favorito y eso nos quitaba ese peso de encima. Tranquilizó a los aficionados y permitió dedicarnos a lo que íbamos: a divertirnos. Y así fue. Porque antes del juego lo que teníamos era una fiesta, familias completas afuera del Cusca disfrutando, comiendo, bebiendo y pensando en que la final tenía que ser un gran juego. Grupos de amigos en amena tertulia haciendo el recuento del camino de nuestro equipo para llegar a la final, y de cómo nos costó conseguir la 16.

Ayer, junto con Marlon, uno de los aficionados naranjas que más ama y se desvive por el Águila, coincidimos en que en el equipo ya no hay espacio para los sindicalistas, esos que le hicieron tanto daño al cuadro. Solo queda uno, pero que, por lo que vimos, ya está en sintonía con todo el plantel para hacer de este grupo una gran familia, solo así se explica que se haya ganado este campeonato, viniendo desde abajo. Viviendo crisis internas, perdiendo juegos a todas luces por caprichos y un sinfín de situaciones que ha pasado el Águila para colgarse esta medalla que, me guste o no, la consiguió el técnico Carlos Romero, quien logró lo que nadie pudo: limpiar la casa, ponerse el overol y demostrar que cuando la Junta Directiva le da el respaldo pueden lograrse cosas grandes-

Romero nunca fue santo mi devoción. Siempre dije que no era técnico para Águila. Pero, con el paso del tiempo, me fue cerrando la boca y, aunque muchas veces se haya visto a un equipo sin una idea de juego, que haya costado encontrar un equipo base, este campeonato, como lo dije en varias oportunidades, le da la razón a él y le cierra el pico a todo aquel que no lo quería como técnico. Con la 16, le perdonamos todo, dije en una ocasión en un programa de radio y no me equivoqué. Romero ya escribió con letras de oro su nombre en la institución naranja y negro.

Ahora, lo importante es que se le dé continuidad al técnico, se refuercen algunas posiciones y que, de una vez por todas, nos iluminen el estadio Barraza. Ahora, con un equipo campeón, debemos volver a ese horario, que le facilita a muchos aficionados viajar hasta San Miguel para ver los juegos. No dudo que la afición va a volver en esta nueva temporada. Y qué mejor que hacerlo los sábados por la noche, como siempre debió ser.

Este lunes, nos toca seguir celebrando, porque nos lo merecemos, porque ya lo necesitábamos, porque sufrimos mucho para conseguir este título que se nos negó en dos oportunidades, porque esta alegría no nos la quita nadie. Porque somos el equipo que tiene afición hasta por debajo de las piedras. Porque sí y punto.

Este título es para los que creyeron en el equipo desde el primer juego. También para los que no. Es para los que se asolearon las tardes de los sábados en las gradas del Barraza, con esa sensación infernal que, luego de la 16, ahora vale la pena. Y mucho. Es para los que, jornada a jornada, se cruzan el país en las excursiones naranja y negro para alentar donde sea. Este título es para los que ayer, a pesar de los precios y la reventa, y con el miedo a los desórdenes que pudiera realizar algún aficionado no alentado, estuvieron apoyando en Sol General. Es para el 50 +1.

Parte de ese 50 +1 estuvo reunido disfrutando. Es lo lindo del fútbol, que une, crea lazos fuertes de amistad y te vuelve familia y eso es lo bonito, y así debe ser siempre. Siempre sumar y nunca dividir. La 16 ya es una realidad, es de Águila, pero también es para Luis Mario, Marlon, Roberto, Chepe, Beto, Neto, Gustavo, Edwin, Marvin, Keeper, Fito, Jenny, Katy y para mí, y todos los que gritamos como locos ese gol de Waldemar.

Pero también es para aquellos que ya no están con nosotros y que se la merecen también, como el “Mudo”, el aficionado número 1 del Águila, o Platero, que murió en un accidente de tránsito, o para “Superman” García, nuestro recordado héroe. Disfrutémosla, después de 7 años, la 16 ya está en el Nido.

P.D. Hasta ahora vi la tanda de penaltis. Ayer, no la quise ver. Veo el último gol y se me resbala una lágrima de la emoción, así como me caí después de celebrar el gol. Cosas que pasan.

(Publicado en VoxBox Magazine)

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